En el casco antiguo de Granada he encontrado a Ana. Ella es coach y hace constelaciones familiares. Ha regresado a su tierra natal a ofrecer sus servicios.
Se está encontrando con el rechazo natural producido por la ignorancia sobre el tema, pero lo tiene claro: es su pasión y va a seguir adelante.
Con la mirada de quien tiene en su haber muchas batallas, se fue, prometiendo que seguiríamos en contacto.
Poco a poco, las personas van reuniendo confianza en sin mismos y dejan la somnolencia del trabajo fabril y oficinil remunerado.
Bravo por los atrevidos, de ellos es la sociedad naciente.